El Porque de los Boletos Capicuas en el Colectivo Porteño
Definicion de Capicua:
La palabra capicúa (del catalán cap i cua, «cabeza y cola») (en matemáticas, número palíndromo) se refiere a cualquier número que se lee igual de izquierda a derecha que derecha a izquierda. Ejemplos: 161, 2992, 3003, 2882.
Definicion de Capicua:
La palabra capicúa (del catalán cap i cua, «cabeza y cola») (en matemáticas, número palíndromo) se refiere a cualquier número que se lee igual de izquierda a derecha que derecha a izquierda. Ejemplos: 161, 2992, 3003, 2882.
Sucesion Capicual:
Boletos Capicuas
Hasta los años 1990, los boletos (tickets) de los colectivos de Buenos Aires se imprimían en series de 100 000 boletos, numerados del 00000 al 99999. Esto generaba 1000 capicúas por serie, cuya relativa rareza (1 capicúa cada 100 boletos) les daba un valor especial.El coleccionismo de boletos fue muy popular y sus aficionados crearon nuevas subcategorías de capicúas. Las principales son:
Reversibles: Son aquellos capicúas que al mirarse al revés (cabeza abajo) forman un número válido (por ejemplo, el 80608, que dado vuelta forma el 80908). Los números considerados “reversibles” son el 0, 1, 2, 5, 6, 8 y 9, aunque su imagen no sea exactamente igual al derecho que al revés.
Reversibles netos: Capicúas que al mirarse al revés forman el mismo número, como el 28182 o el 212.
Qué lástima: Si bien estos números no son capicúas, su relación directa con ellos los hacía igualmente objeto de colección. Se trata de boletos exactamente un número antes o un número después de un capicúa (por ejemplo, 27771, 72128). Dado que existen 1000 capicúas y hay dos qué lástima para cada capicúa, una colección completa de boletos qué lástima tiene 1998 boletos (el 00000 no tiene qué lástima previo y el 99999 no tiene qué lástima posterior).
Dobles: Son aquellos que terminan en las mismas últimas dos cifras, por ejemplo 60955, más aún cuando se combinan tres o cuatro cifras más (triples o cuádruples).
Muy interesantes y raros son los que tienen sus cinco cifras iguales, ya que hay solo diez diferentes, con la particularidad de que el 00000 (que en realidad equivale al 100 000) viene a continuación del 99999, por ello es que el 00000 y el 99999 solamente tienen un qué lástima (el 00000 debería ser el qué lástima del 99999 y viceversa) y por lo que es posible tener los dos consecutivos.El coleccionismo de boletos capicúas comenzó a declinar a partir de la instalación en los colectivos de máquinas expendedoras, que imprimen un pequeño recibo con números de 6 o más cifras y sin el valor estético de los boletos antiguos. Además, la cantidad de números capicúas que se pueden formar con 6 cifras es la misma que con los antiguos boletos de 5 cifras, por lo que resulta realmente muy difícil encontrarse con uno.
Hasta los años 1990, los boletos (tickets) de los colectivos de Buenos Aires se imprimían en series de 100 000 boletos, numerados del 00000 al 99999. Esto generaba 1000 capicúas por serie, cuya relativa rareza (1 capicúa cada 100 boletos) les daba un valor especial.El coleccionismo de boletos fue muy popular y sus aficionados crearon nuevas subcategorías de capicúas. Las principales son:
Reversibles: Son aquellos capicúas que al mirarse al revés (cabeza abajo) forman un número válido (por ejemplo, el 80608, que dado vuelta forma el 80908). Los números considerados “reversibles” son el 0, 1, 2, 5, 6, 8 y 9, aunque su imagen no sea exactamente igual al derecho que al revés.
Reversibles netos: Capicúas que al mirarse al revés forman el mismo número, como el 28182 o el 212.
Qué lástima: Si bien estos números no son capicúas, su relación directa con ellos los hacía igualmente objeto de colección. Se trata de boletos exactamente un número antes o un número después de un capicúa (por ejemplo, 27771, 72128). Dado que existen 1000 capicúas y hay dos qué lástima para cada capicúa, una colección completa de boletos qué lástima tiene 1998 boletos (el 00000 no tiene qué lástima previo y el 99999 no tiene qué lástima posterior).
Dobles: Son aquellos que terminan en las mismas últimas dos cifras, por ejemplo 60955, más aún cuando se combinan tres o cuatro cifras más (triples o cuádruples).
Muy interesantes y raros son los que tienen sus cinco cifras iguales, ya que hay solo diez diferentes, con la particularidad de que el 00000 (que en realidad equivale al 100 000) viene a continuación del 99999, por ello es que el 00000 y el 99999 solamente tienen un qué lástima (el 00000 debería ser el qué lástima del 99999 y viceversa) y por lo que es posible tener los dos consecutivos.El coleccionismo de boletos capicúas comenzó a declinar a partir de la instalación en los colectivos de máquinas expendedoras, que imprimen un pequeño recibo con números de 6 o más cifras y sin el valor estético de los boletos antiguos. Además, la cantidad de números capicúas que se pueden formar con 6 cifras es la misma que con los antiguos boletos de 5 cifras, por lo que resulta realmente muy difícil encontrarse con uno.
¿Monedas o billetes? Daba igual.
¿Tarjeta magnética? ¡Ni hablar! Aquella sonaba casi a creación futurista
en los viejos tiempos que aquí evocamos. Esos en los que nuestro amigo colectivero aún se las ingeniaba para desempeñar un rol multifunción: recibir el pago de los pasajeros, entregar correctamente el vuelto -caso uno no anduviera con cambio- y entregar el pequeño comprobante de viaje (además de conducir, claro está). Y he aquí “el” momento de todo quien, alguna vez, se haya subido a un colectivo.
Boletos capicúas, divinos tesoros
Para los viajeros despreocupados y poco
apegados al coleccionismo, el boleto iría a parar a algún bolsillito
recóndito; ese que siempre nos complicaba la existencia cuando el guarda
subía a controlar el pasaje. Para los más curiosos y detallistas, aquel diminuto papelito se convertiría en objeto de observación: colores, diseño, letra utilizada para aludir a la compañía y… ¿algo más? Claro que sí: ¡el número señores! Esas cinco cifras que supersticiosos y escépticos espiaban, más no fuera, con disimulo.
Se trataba de un par de segundos a pura ansia e infantil tensión. Pero
cuando el boleto caía en manos de su pasajero, la mirada husmeaba su
garabateado motivo en busca de aquello que propiciara el instante de
felicidad. Ese que experimentaba públicamente uno de cada 100 viajantes:
“¡es capicúa!”
Al que le toca, le toca
Ahora bien… ¿qué entendemos por el término capicúa? Se trata de cualquier número capaz de ser leído en forma simétrica.
Es decir, de igual modo de adelante para atrás y viceversa. ¡Vaya si
será posible encontrar cifras capicúas en el día a día! Sin embargo, en
Argentina, la palabra capicúa se asocia directamente con los boletos de colectivo.
Esos que hasta mediados de los años 90 se imprimían en series de
100.000, con una numeración que iba del 00000 al 99999. ¿Cuántos
capicúas había, entonces, por cada serie? Apenas 1000. Sí, aunque el
número resultara abultado, la cifra se volvía poco significante si
caemos en la ya mencionada proporción de un boleto capicúa cada 100 emitidos. Y en la suerte de quien se viera congraciado con tal particular boleto fue creciendo el mito: ¡el boleto capicúa trae suerte!
¿Qué tanta suerte? Para cabuleros, y aficionados a la timba,
evidentemente mucha. Tanto así que, cual señal del destino, nunca
faltaba alguno que jugara las dos últimas cifras en la quiniela del día.
Bajo la lupa
Claro que de la euforia al fervor hay un
paso muy estrecho. Ese que dieron los más fervientes coleccionistas.
Reunir boletos capicúas era la misión; aunque nadie puede ser tan
suertudo como para formar una colección de boletos propios. ¿O sí? Lo
cierto es que el coleccionismo se volvió asunto serio. ¡Si hasta se ideó una clasificación de capicúas!
Así encontramos a los reversibles; aquellos que constituyen un número
diferente de sólo mirarlos cabeza abajo (tal es el caso del 90809 y su
inverso 60806). Mientras que también existen, entro otros, los
reversibles netos; capicúas que, aún mirándolos al revés, forman el
mismo número (como el 808). ¡Qué mareo! Y eso que apenas revelamos dos
categorías de las más de 100 existentes. Sí, sí.
Trabajo duro y parejo de estos aficionados que, además de poner el ojo
en los números, no pasan por alto la estética de sus preciadas piezas
colección. Esas que son protagonistas de intercambios y hasta de
compra-venta. Es que, para comodidad de los viajantes y conductores, la tecnología ha acabado con las boleteras manuales y sus coloridas criaturas.
Mientras que para los más nostálgicos buscadores de capicúas, no queda
más que cuidar e intercambiar los propios. Augurios de papel que, más o
menos desteñidos, más o menos arrugados, siguen siendo pura devoción.
Y porque no tres juntos a la vez del Museo del Colectivo Antiguo listos para salir con la misma numeracion señores!!!!!!!!!!
Aqui estan los 00100......jajaja...
Agradecemos definiciones de Wikipedia y datos obtenidos por el MCA.©
Buen día.. tengo una colección de boletos. Que los quiero donar.. hay un lugar en bueno Aires que los pueda llevar.. gracias
ResponderBorrarReenvio por no haber obtenido respuesta.Hola, soy coleccionista de boletos desde hace 35 años. Me interesa tu propuesta para poder ir completando algunas de las colecciones. Soy de Rosario y formo parte de un grupo de coleccionistas. (también servirían para ellos) No tengo inconvenientes en retirarlos donde me indiques . Te paso mi correo electrónico para comunicarnos eurojorge2006@hotmail.com. Saludos
BorrarHola, soy coleccionista de boletos desde hace 35 años. Me interesa tu propuesta para poder ir completando algunas de las colecciones. Soy de Rosario y formo parte de un grupo de coleccionistas. (también servirían para ellos) No tengo inconvenientes en retirarlos donde me indiques . Te paso mi correo electrónico para comunicarnos eurojorge2006@hotmail.com. Saludos
ResponderBorrarHola tengo 13 boletos capicua de colectivos y dos de tren . Quisiera venderlos .
ResponderBorrarHola tengo algunos boletos antiguos capicua y quisiera venderlos.
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