El manejante, el tránsito porteño de la niñez a la adolescencia en los años 60
CAPITAL FEDERAL 9 Abr(Clarin Cultura).-Una serie de relatos recrea cómo era crecer en el barrio de Parque Chas en la década del 60 sin Netflix, Youtube o Playstation. Se presenta el martes 11 de abril.
CAPITAL FEDERAL 9 Abr(Clarin Cultura).-Una serie de relatos recrea cómo era crecer en el barrio de Parque Chas en la década del 60 sin Netflix, Youtube o Playstation. Se presenta el martes 11 de abril.
El manejante y otras historias | Tahiel ediciones
Cuando era chico, sus tías se reunían en su casa. Lo que podía ser para muchos el momento más aburrido del día Miguel lo vivía como una aventura que le permitía ser colectivero por un rato. Todos los boletos que juntaba durante la semana cobraban sentido ese día, en el que ellas se juntaban a contarse los chismes semanales y él, acomodando las sillas en forma de lo que podía ser un colectivo o un tren, jugaba a ser el manejante.Es que sin Netflix, iPad, celulares o computadoras, la cabeza debía ingeniárselas para crear realidades paralelas. Para olvidar lo aburridas que eran esas charlas que escuchaba y transformar a esas tías en pasajeras que debían abonar sus pasajes. Sin SUBE, claro, sino cortando papelitos.“Quizá tenía mucha imaginación o quizá tengo una patología que nunca pude descifrar. Pero por una cosa o la otra mi mente veía en aquella mesa una línea perfecta que dividía hacia adelante la trompa y hacia atrás un tablero, mientras que las persianas hacían de puertas y las sillas eran los asientos”, cuenta Miguel Russo, contador de profesión que siempre escribió por afición y que decidió publicar El Manejante (Tahiel Ediciones 160 Páginas 200 pesos), su primer libro en el que quedan plasmadas esas experiencias, historias y emociones que en algún momento quiso hacer relato. Un salto de números a las letras.
El manejante, el tránsito porteño de la niñez a la adolescencia en los años 60
Cuando era chico, sus tías se reunían en su casa. Lo que podía ser para muchos el momento más aburrido del día Miguel lo vivía como una aventura que le permitía ser colectivero por un rato. Todos los boletos que juntaba durante la semana cobraban sentido ese día, en el que ellas se juntaban a contarse los chismes semanales y él, acomodando las sillas en forma de lo que podía ser un colectivo o un tren, jugaba a ser el manejante.Es que sin Netflix, iPad, celulares o computadoras, la cabeza debía ingeniárselas para crear realidades paralelas. Para olvidar lo aburridas que eran esas charlas que escuchaba y transformar a esas tías en pasajeras que debían abonar sus pasajes. Sin SUBE, claro, sino cortando papelitos.“Quizá tenía mucha imaginación o quizá tengo una patología que nunca pude descifrar. Pero por una cosa o la otra mi mente veía en aquella mesa una línea perfecta que dividía hacia adelante la trompa y hacia atrás un tablero, mientras que las persianas hacían de puertas y las sillas eran los asientos”, cuenta Miguel Russo, contador de profesión que siempre escribió por afición y que decidió publicar El Manejante (Tahiel Ediciones 160 Páginas 200 pesos), su primer libro en el que quedan plasmadas esas experiencias, historias y emociones que en algún momento quiso hacer relato. Un salto de números a las letras.
El manejante, el tránsito porteño de la niñez a la adolescencia en los años 60
Carlos, Babeta, Natalio, Miguel: el grupo de amigos ayer y hoy| El manejante
¿Cómo era la cabeza de un chico en los años 60? ¿Qué pasaba en el barrio con los “asaltos”, los “carnavales” y los juegos en la calle? Los amigos, la pelota en la calle y los juegos más simples y a la vez más complejos ocupaban todo el día, cuando no estaban en la escuela. Realidades paralelas en un mundo que era más barrio que hoy, y menos aldea global que los últimos 30 años.Los cuentos transcurren durante la década del 60, en el barrio porteño de Parque Chas, y una gran cantidad de personajes hacen al desarrollo personal y social del autor, quien asegura que estas anécdotas dejaron una marca en su vida para siempre.Todo eso se mezcla con un momento crucial: el salto de la niñez a la adolescencia. Los mandatos familiares, las relaciones entre padres e hijos, el grupo de amigos como centro de referencia, los conflictos, las emociones, las ilusiones, las risas y los llantos pasan como quien mira por la ventana de un tren viajando hacia un destino desconocido. Y es crucial, precisamente, porque es ese momento inevitable de la vida en el cual aparecen nuevas experiencias. Pero casi como un desgarramiento inevitable, se empieza a perder esa capacidad para imaginar otros mundos, para procesar las experiencias y las vivencias.El esfuerzo de la escritura de Russo aparece como un intento de que todo eso no se pierda, y que si se va a perder, pueda volver al menos por unas páginas del olvido al recuerdo.
¿Cómo era la cabeza de un chico en los años 60? ¿Qué pasaba en el barrio con los “asaltos”, los “carnavales” y los juegos en la calle? Los amigos, la pelota en la calle y los juegos más simples y a la vez más complejos ocupaban todo el día, cuando no estaban en la escuela. Realidades paralelas en un mundo que era más barrio que hoy, y menos aldea global que los últimos 30 años.Los cuentos transcurren durante la década del 60, en el barrio porteño de Parque Chas, y una gran cantidad de personajes hacen al desarrollo personal y social del autor, quien asegura que estas anécdotas dejaron una marca en su vida para siempre.Todo eso se mezcla con un momento crucial: el salto de la niñez a la adolescencia. Los mandatos familiares, las relaciones entre padres e hijos, el grupo de amigos como centro de referencia, los conflictos, las emociones, las ilusiones, las risas y los llantos pasan como quien mira por la ventana de un tren viajando hacia un destino desconocido. Y es crucial, precisamente, porque es ese momento inevitable de la vida en el cual aparecen nuevas experiencias. Pero casi como un desgarramiento inevitable, se empieza a perder esa capacidad para imaginar otros mundos, para procesar las experiencias y las vivencias.El esfuerzo de la escritura de Russo aparece como un intento de que todo eso no se pierda, y que si se va a perder, pueda volver al menos por unas páginas del olvido al recuerdo.
Miguel y amigos junto a su pasion por los colectivos porteños en el Museo de Lujan. delante del Colectivo que condujera en 1982 a su santidad Juan Pablo II.
El libro “El manejante” será presentado el próximo martes 11 de abril a las 19 hs en la Fundación ICBC (Riobamba 1276, Ciudad de Buenos Aires).
El libro “El manejante” será presentado el próximo martes 11 de abril a las 19 hs en la Fundación ICBC (Riobamba 1276, Ciudad de Buenos Aires).
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